
No se me ocurre razón válida que explique cómo puede ser que la materia que vengo arrastrando desde el año pasado (queriendo rendirla, no es que me desentienda de los hechos) siempre se vea jodida el mismo día que planeo darla. El año pasado porque no había mesas con la mudanza (!) y en estas condiciones no se puede (Vassallo dixit).
Hoy me levanté a las 7, desayuné, puse a calentar la leche y dejé las galletitas en la mesada mientras me lavaba la cara; galletitas que mi gato convenientemente encontró y comió, por cierto. Y además me tengo que bancar que me reten porque el gato hace enchastre.
Estudio como loca (por favor que se pare de cuestionar lo que publico en mi propio blog, maldita sea) para enterarme horrorizada QUE EL INSTITUTO NO ABRE SUS PUERTAS PORQUE HAY DUELO.
(no soy sarcástica, lamento que un profesor haya fallecido aunque no lo conozca). Pero es increíble, alguna fuerza inhóspita no quiere que dé teoría literaria.
pd: el gato está bien, tan bien como puede estar un gato que se come un paquete de pepas. Ah, me olvidaba de dejarles esto.