11.11.10

La Fama.

El poeta la vio pasar, aprisa; y aprisa corrió tras ella y se quejó:
—¿Y nada para mí? A tantos poetas que valen menos ya los has distinguido: ¿y a mí cuándo?
La Fama, sin detenerse, miró al poeta por encima del hombro y contestó sonriéndole mientras apresuraba la carrera:
—Exactamente dentro de dos años a las cinco de la tarde, en la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, un joven periodista abrirá el primer libro que publicaste y empezará a tomar notas para un estudio consagratorio. Te prometo que allí estaré.
—¡Ah, te lo agradezco mucho!
—Agradécemelo ahora, porque dentro de dos años ya no tendrás voz.

-Imbert

1 comentario:

Anónimo dijo...

ME TOCÓ PASAR A MÍ, GRACIAS...Y MUY BELLOS TEXTITOS EN TU BLOG. DANIEL