
Si alguien no me hubiera dado a conocer la música que más me llena el alma, estaría probablemente muerta.
Siento -creo- que el poder de la música no reside necesariamente en sí misma, las significaciones que uno mismo le da la vuelven estrictamente fundamental; y ahora vendría bien esa fracesilla de Nietzsche pero como no la recuerdo al pie de la letra mejor no la pongo.
Algo como "la vida sin música sería una poronga de ésta magnitud" *gesto con las manos*
Cómo me gusta el existencialismo.