6.9.11



qué hacer, pequeñísima urdiembre

infinitesimal tejido

si un amanecer te trae a los dolores,

a tus mil rostros de este día

y descubres (¡espanto!) no eres

lago, ni espejo,

sólo música de miedo y rechinar de goznes

y, por qué no, trapecista

que arrastra consigo una ausencia verdosa

y se mueve, muta, muerde, muere.

1 comentario:

Obrero metalúrgico dijo...

Frescura, canto de cisnes y delectación morosa es lo que surge de esta lectura lírica.