qué hacer, pequeñísima urdiembre
infinitesimal tejido
si un amanecer te trae a los dolores,
a tus mil rostros de este día
y descubres (¡espanto!) no eres
lago, ni espejo,
sólo música de miedo y rechinar de goznes
y, por qué no, trapecista
que arrastra consigo una ausencia verdosa
y se mueve, muta, muerde, muere.
1 comentario:
Frescura, canto de cisnes y delectación morosa es lo que surge de esta lectura lírica.
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