Uno ve el mar. uno percibe el viento. lo tangible, la sustancia.
pero yo hablo de la coyuntura que existe entre ellos, del roce imperceptible donde el viento o el suspiro forman nubarrones y huracanes. en esa mediación, en ese punto luminoso en la nada nocturna planeo presenciar el devenir de las cosas.
no ya en un lado o en otro.
Así también la lingüística; quizás me entregue un poco a ella porque comparte este gusto por las tibiezas bien entendidas y las articulaciones: ella incursiona en cómo tus ideas y tus palabras se tocan obscenamente. Ella explica porqué vos, en este momento, te detuviste en el adverbio 'obscenamente'; tus articulaciones producen formas, no sustancias. todo análisis ulterior al pensamiento es digno de ambigüedad.
'tal vez sea eso un árbol
o tal vez el amor.'
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