preguntó por el alba. ya vendría.
sólo quedaba sentarse a esperar,
a notar que el espacio insondable entre los seres no es más que
la continuación natural de los sucesos, del devenir
de las noches y los días.
no comprendo –los sonidos bailaban en su lengua-,
no comprendo.
y sonreímos un poco porque se sintió como si una brisa de verano
nos hubiera tocado las caras.
sé finalmente el deber de la conciencia
el paso del tiempo, el saber que
respiro
que bailoteo a veces
entre la luz del universo
hasta que de nuevo la noche;
como hecha de barro y
moldeada por un escultor mediocre
al que deberíamos temerle.
oculta, agazapada, sosegada,
la miro, es frágil y breve.
tu oscuridad no me asusta –le digo
me sos amigable, charlemos un rato.
no es que la ame, ni que
siempre la haya amado.
no es eso, es que
no puedo mirar al sol.
1 comentario:
"tu oscuridad no me asusta –le digo me sos amigable, charlemos un rato. no es que la ame, ni que
siempre la haya amado.
no es eso, es que
no puedo mirar al sol."
cierre perfecto.
Publicar un comentario